26/3/2013 - Martes Santo - Semana Santa
1ª lectura: Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confÃn de la tierra
Lectura del libro de IsaÃas 49, 1-6
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó; en las entrañas maternas, y pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha
bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
«Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso.»
Mientras yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas», en
realidad mi derecho lo llevaba el Señor, mi salario lo tenÃa mi Dios.
Y ahora habla el Señor, que desde el vientre me formó siervo suyo, para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel - tanto me honró el Señor, y mi Dios fue mi fuerza -:
«Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de
Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confÃn de la tierra.»
Salmo: Sal 70. 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17
R. Mi boca contará tu salvación, Señor.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, lÃbrame y ponme a salvo,
inclina a mà tu oÃdo, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mÃo, lÃbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Dios mÃo,
fuiste mi esperanza y mi confianza,
Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenÃas. R.
Mi boca contará tu auxilio,
y todo el dÃa tu salvación.
Dios mÃo, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.
Evangelio: Uno de vosotros me va a entregar.. No cantará el gallo antes que me hayas
negado tres veces
Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo:
- «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
Los discÃpulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decÃa.
Uno de ellos, el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho.
Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decÃa. Entonces él, apoyándose
en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?»
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado.»
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida.»
Ninguno de los comensales entendió a qué se referÃa. Como Judas guardaba la bolsa,
algunos suponÃan que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a
los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado
en él, también Dios lo glorificará en sà mismo: pronto lo glorificará. Hijos mÃos, me queda
poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judÃos os lo digo ahora a
vosotros: “Donde yo voy, vosotros no podéis ir”»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?»
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde.»
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti.»
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mÃ? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas
negado tres veces.»




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ResponderEliminarGracias, por Este alimento De vida.
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