Flash News
RSS
Menu

¿Qué es más importante: la acción o la oración?

“Jesús predicaba durante el día y de noche rezaba” (El Cardenal Ratzinger y la Nueva Evangelización, Zenit 7-7-01)

Injusticias, discriminaciones, pobreza...vivimos en un mundo en el que existen grandes males, muchos de ellos, creados por el hombre. Los problemas existen y, si nadie hace nada por evitarlos, crecen he invaden la tierra. Luego podemos llegar a deducir que si tu o yo no hacemos algo por evitarlo, somos parte del problema. Uno de los grandes males que existen en el mundo es que, los católicos que somos conscientes de los problemas, no hacemos nada por evitarlos.

Sin embargo es muy facil caer en el puro activismo y por eso se tiende a oponer a veces la oración a la acción y a desvirtuar el significado y el sentido de la contemplación. Pero estas actividades no son contrapuestas, sino absolutamente complementarias. Es más, una depende de la otra: la primera es la oración, luego viene la acción, como resultado de la oración.

De la unión con Dios, consecuencia de la verdadera oración, brota la fuerza sobrenatural que hace eficaz la acción apostólica. Al faltar esa dimensión espiritualizante, toda actividad puede quedarse en un mero activismo sin el fin de llevar a Dios a el prógimo. Alguno puede  pensar "yo rezo mucho" o "yo estoy muy cerca de Dios" sin embargo, si no se da a los demás, su oración es como la de los fariseos. El camino de la oración lleva necesariamente a la acción, y esta acción será más fecunda, mientras más intensa sea la vida de oración.

En los santos puede verse que mientras más adelantaban en su vida de oración, más atendían a las necesidades del de al lado. En Sta. Teresa de Jesús, por mencionar sólo una, coinciden su vida de oración contemplativa con su vida de escritora y de fundadora, cuando después de haber sido monja durante 20 años, se hace contemplativa, es decir: se da cuenta de que Dios no está esperando las obras que ella pueda realizar (su acción apostólica), sino que le dé oportunidad a Él para hacer sus obras en ella y a través de ella.

Juan Pablo II decía que “la misión sigue siendo siempre, primariamente, obra de Dios, obra del Espíritu Santo, que es su indiscutible ¡protagonista!”, recordándonos que por muy necesarios que sean los esfuerzos humanos, el éxito no depende de nosotros, pues la misión es “obra de Dios”.

“Somos contemplativas, pues ‘rezamos’ nuestro trabajo ... Rezamos cuatro horas al día”, refirió la Madre Teresa de Calcuta en la última entrevista que tuvo con la prensa antes de pasar a la vida eterna. “Mientras más recibimos en la oración de silencio, más podemos dar en nuestra vida activa ... Necesitamos el silencio para poder llegar a las almas ... En la oración vocal nosotros hablamos a Dios. En la oración de silencio es El quien nos habla a nosotros ... En el silencio se nos otorga el privilegio de escuchar Su Voz”. Son frases de la Madre Teresa que explican cuál es el fundamento del ser “contemplativos”[...]“nuestra actividad será verdaderamente apostólica en la medida en que dejamos que Dios sea quien trabaje en nosotros y a través de nosotros. Así, mientras más recibimos en la oración de silencio, más podemos dar en nuestra vida activa, en nuestra labor”. En esto consiste el “rezar” el trabajo de la Madre Teresa: no somos nosotros actuando; es Dios actuando a través nuestro.

“La capacidad de contemplación se os convierte en capacidad de influjo evangelizador; la capacidad de silencio se os transforma en capacidad de escucha y de donación a los hermanos ...Y recuerden que la actividad -incluso la más santa y benéfica en favor del prójimo- no dispensa nunca de la oración.”
Papa Juan Pablo II


Comparte con el mundo!

0 comentarios:

Publicar un comentario